Nos despedimos del coche en el estanque de Lasarra a 3 Km. de Sallent de Gállego y comenzamos a sendear que no sestear por el bucólico camino que conduce al refugio Respumoso. Bellos parajes de árboles caprichosos y ganado vacuno de color canela. Subida larga y excesivo peso en las espaldas, sobre todo JJ con tienda, fogón e intendencia para 3 días.

Escondimos parte del cargamento poco antes de llegar al refugio y nos lanzamos a la conquista del Gran Facha (3.005 m).

La aproximación es en su primer tramo poco atractiva, excesivo hormigón de viejas y nuevas presas. Pastizales y más vacas en una gran explanada verde junto a una gran presa pero con poca agua. El cuello lo alcanzamos casi sin resuello y el asalto a la cima era otra historia. Trepamientos por uno riscos de gran desnivel y cierto peligro.

Por fin cima con pequeña capilla y rezo de gracias por haber llegado.

La bajada larguísima y a la caída de la tarde montaje de tienda y cena crepuscular. Curiosos excursionistas nos impiden conciliar el sueño hasta más de media noche.

En la mañana recogida de bártulos y al ataque del Balaïtous por la Gran Diagonal para lo cual debíamos de dar un gran rodeo y superar gargantas, lagos y zonas caóticas de pedregales de consideración, en mi caso tuve que hacer aquel vía crucis con unas simples bambas de camino llano que era una dificultad añadida sobre todo en la bajada.

La Gran Diagonal se acerca lentamente pero antes nos esperaba la visita al abrigo Michaud, caverna natural de gran dimensión a la que han vestido con una pared de cierre y su puerta. Allí empezaba la aventura Balaïtous.

Peligrosa canal para ir con la cocotera al aire. Si hay mucha tropa vale la pena protegerse de lo chichones pues no es nada improbable que salgas de allí con mayor volumen de cabeza. La canal demanda trepamientos osados en más de un punto, JJ va delante y su voz áspera traspasa el viento con aquella antipática consigna de “venga”. Me cabreo y lo dejo que se pierda, es un decir, y por fin el cuello para el asalto final.

Asalto final que en algunos pasos son más peligrosos que una caja de bombas en las manos de un chimpancé. Precipicios que hay que saltar sin protección y grimpamientos continuos en zig zag, subidas y bajadas por laberíntica zona que lo único que hay que tener claro es no caerse y subir, siempre subir.

Por fin la incomprensible pirámide de acero que corona la cima y algunos allá que madrugaron más que nosotros. Alguno también, incívico y asqueroso dejó allá su impronta marrón para aligerar peso en la bajada. Cerdo montañero, mi eleogio vaya para él quienquiera que fuese.

La bajada de nuevo nos hace estar en guardia pues si la subida era comprometida más lo fue la bajada. Bajábamos con la retina inundada de visiones de ensueño, Midi Ossau, Vignemale, donde el Maligno se hallaba ese mismo día intentando su abordaje …

Tarde interminable para un paseo desde los tres mil ciento y pico hasta el mullido asiento del utilitario a mil trescientos y pico, tres uno y uno tres, casualidades de los números que en este caso unirlos ambos representó una jornada agotadora que se unía a la del día anterior.

La aventura había sido un éxito como tantos otros pero bien podía haber sido de signo muy diferente. Habíamos superado un gigante del Pirineo, primer señor superior a los tres mil viniendo desde la banda atlántica. Hasta la próxima.

El primer día hasta el Gran Facha (3005 m), Media-Alta el segundo día hasta el Balaïtous (3144 m). En total unos 4800 m de desnivel acumulado

by Manel Alfambra